Me gusta la gente que camina despacio, que va por la calle tarareando despreocupadamente, que se mueve para dejarte pasar y que te sonrÃe cuando te mueves.
Me encanta la gente que sabe dar regalos y sabe recibirlos, y los que dan abrazos sin endurecer la espalda y los que saben que no saben.
Me encanta la clase de gente que da la vuelta a las cucarachas que quedan en el estómago, que llora cuando encuentra un gorrión moribundo en el arcén, y respeto profundamente a los que, sin entender su emoción, la dejan pasar sin empequeñecerla.
Me conmueve la gente a la que le brillan los ojos, los estrafalarios y poco convencionales, que ven el lado bueno y el vaso medio lleno, y la belleza de la lluvia y de reÃrse para sà mismos, y de emocionarse con la música y disfrutarla, y de acompañarte en tu tristeza sin obligarte a ser feliz.
Admiro a los que, teniendo razón, no se empeñan en aferrarse a ella.
A los que saben soltar, a los que no quieren estar arriba ni aceptan estar abajo, a los que no construyen muros, sino puentes con palabras y silencios. Y aspiro a convertirme en uno de esos seres que crujen sin retener nada y son de mil colores justo antes de salir… Z.D.
