!. EL MIEDO EN VENEZUELA YA NO ES EL MENSAJE .!
Protestas:
El Gobierno asegura que reciben financiamiento de organizaciones políticas, pero quienes participan en las barricadas lo niegan.
Lo que hay detrás de las guarimbas:
- La edad promedio de los jóvenes de la plaza Altamira se ubica entre 19 y 22 años, llevan capucha y aseguran que su lucha es por Venezuela.
- La edad promedio de los funcionarios de la Guardia Nacional se encuentra entre 19 y 22 años, llevan uniforme y aseguran que su lucha es por Venezuela. Ambos se enfrentan a piedra y lacrimógena en Caracas desde el pasado 12 de febrero, pero en sus mochilas llevan historias paralelas más allá de las trincheras. Un día en la plaza Altamira revela que los manifestantes crean redes de protección; que pertenecen a la clase media y popular; también vienen del interior del país y están los sin casa, que solo van por comida gratis.
- El detonante de la jornada suele ser cuando los manifestantes gritan “¡Vamos pa’la autopista!”. Se refieren a la Francisco Fajardo.
La preparación.
- “En estos días se llevaron a mi compañero. Nos cuidábamos mutuamente cuando las cosas se ponían feas allá abajo”. Habla de Altamira Sur, escenario principal de los enfrentamientos. José es Barquisimetano (25).
- “Estoy aquí desde el 15 de febrero por mi hijo. Tiene un año y no consigo ni pañales ni leche”. Vive de la solidaridad de los vecinos. Desde que llegó ha dormido en Los Ruices, Palo Verde y Caricuao. Sus amigos desde el exterior le escriben: “Na’guará, qué fino que estás allá”. Él comenta: “Yo sí creo que estamos escribiendo una nueva historia”. El 11 de marzo fueron detenidas 11 personas en un allanamiento en el estacionamiento de la plaza. Antes habían sido detenidas más de 150 en distintos operativos.
- Los jóvenes aseguran que guardias y policías viven en la Torre Británica. El 12 de marzo grupos vandálicos desvalijaron 6 oficinas gubernamentales ubicadas allí. El domingo quemaron un quiosco de Metrobús.
- “¿Días? Yo tengo semanas sin ir a mi casa. Estamos acuartelados desde que esta situación comenzó”, cuenta un oficial que no ofrece su nombre. Se toma el tiempo de explicar que su función es hacer respetar el libre tránsito y cita el artículo 50 de la Constitución, que se refiere a este derecho. Asegura que allí es el último lugar en el que quiere estar.
- “No disfrutamos deteniendo a los manifestantes. Pero es lo que nos corresponde. Estamos dentro del marco de la ley”. Las pancartas que despliegan los manifestantes también aluden a la Constitución (Art. 68): “Los ciudadanos tienen derecho a manifestar pacíficamente y sin armas”. Hasta que lanzan la primera piedra.
Solidaridad ajena.
- “Quiero que mi mamá sepa que tengo más posibilidades de graduarme, que de que me maten”. Confiesa que no es de la oposición ni del chavismo: “Soy venezolano”, dice, detrás de una máscara como la que usan los pintores de latonería. Un conductor se acerca a la barricada. No lo dejan pasar. Les grita insultos, en retribución. Algunos llegan con bolsas de comida y medicamentos. Hay una logística de distribución. De repente, los jóvenes estallan en aplausos. Una camioneta se para justo antes de la barricada y de su interior bajan varias bolsas llenas de hojas secas. El ministro del Interior, Miguel Rodríguez Torres, denunció que algunos de los manifestantes detenidos en Altamira confesaron recibir Bs 5.000 semanales del partido Voluntad Popular.
- “¿Tú crees que si eso fuera verdad yo me hubiese comprado una máscara antigás?”, interroga con el rostro lleno de Maalox (un antiácido eficaz para neutralizar el efecto de las lacrimógenas) José, (23). Luego saca su cartera. Tiene tres billetes de cinco: “Este es mi capital”. El sueldo promedio de la tropa de la GNB es de Bs 6.000 mensuales, más cesta tickets. Trabajan tres semanas seguidas y libran una, pero el presupuesto no les da para visitar a su familia en el interior del país. Sus acentos los delatan. Vienen de Maracaibo, Sucre y Aragua.
Activados.
Hay una rutina.
La oscuridad.
- “Yo vivo en el 23 de Enero y es verdad que pasan los colectivos con altoparlantes en la noche amenazándonos. Pero si me consiguiera 30 chamos para guerrear desde allá, ni me lo pensara”, dice Lis (19).
- Desde la ballena se escucha la voz de Chávez entonando “Patria querida”. Los uniformados explican que sirve para “levantar la moral de la tropa”, y que no significa estar partidizados. Antes de la medianoche vuelve la calma.
Un GNB joven cuenta:
“Mi mamá, del Zulia, tiene que calarse la misma cola que la que hacen estos chamos, para comprar cualquier pote de aceite. Yo creo que ellos tienen razón, pero a veces se pasan”., Se arregla el chaleco antibalas. Mañana será otro día.
Detrás de la careta.
- ■ El estudiante: Tiene entre 17 (y a veces menos) y 25 años. Es atlético. Usa pasamontañas, camisas amarradas detrás de la cabeza o máscaras. Pide un cambio en el Gobierno. Aduce que están en la calle en la búsqueda de un futuro mejor. Viene de todas partes de la ciudad (y del país). Estrato social: clase media y popular. Las mujeres son bien activas. Pero los varones son más.
- ■ El guarimbero: Incita a la gente a tomar la autopista. Se visten igual que los estudiantes, aunque es de mayor edad. Le gusta el color negro y está a favor de radicalizar la protesta. Tiene muy arraigado el discurso anticomunista y aboga por una salida rápida. No debate, da órdenes y se va a la acción. Denigra de todos los que no lo acompañan, sea de la tendencia que sea.
- ■ El farandulero: Considera la Plaza Altamira como un lugar de encuentro. Antes de que empiece la refriega se toma fotos a sí mismo con la multitud detrás, como si estuviera participando; pero la verdad es que apenas se calienta el ambiente, pica la milla. Generalmente va en moto. También está el mirón. Gente enflusada o con trajes de trabajo que caminan por la plaza o se sientan en las aceras sin hacer otra cosa que observar.
- ■ La acompañante: Es casi siempre mujer. Madre de adolescente que no prohíbe a su hijo participar en las protestas, pero también le da nervios quedarse en la casa. Entonces lo acompaña y cantan consignas. Lleva pancartas. También está la mujer que protesta porque la situación del país ha obligado a sus hijos a irse al exterior. Hay una que se hace llamar “Mamá terrorista”.
- ■ Los alerta: “No tomes foto”; “muéstrame tu carnet” son algunas de las frases que usa. Señala a los supuestos “sapos” y ve infiltrados hasta donde no los hay. Aunque ha encontrado a algunos que trabajan en inteligencia policial, periodistas y ciudadanos han sido víctimas de sus falsas acusaciones.
MÁS BARRICADAS EN CARACAS.
SALDO MORTAL.
- El Gobierno ha señalado a supuestos francotiradores. En otro caso, responsabilizaron a la guarimba por impedir el paso a tiempo de una ambulancia. Estas muertes forman parte de las 28 que han ocurrido desde que iniciaron las protestas. El resto fueron por cuerpos de seguridad del Estado o motorizados no identificados que dispararon.
TRINCHERAS VALENCIANAS.
Desde hace un mes aumenta el número de manifestantes en la avenida Río Orinoco de Valencia. Con el transcurrir de los días los vecinos consolidaron sus barricadas. Los más osados permiten que sus hijos los acompañen. Los radicales aprovechan para contar sus épicas batallas. Los coordinadores de la cuadra controlan la logística y las provisiones. Las mujeres se dedican a mantener alimentados a los integrantes de la célula en una cocina comunitaria.
- Los gariteros se toman su trabajo en serio. Holgazanean sólo cuando son relevados. “El que se cansa pierde”, reza una pancarta.
MARGARITEÑOS ENTRE CACHIVACHES.
- “No recibimos nada de los partidos”. Un estudiante explicó que son entre 40 y 45 personas los que montan las barricadas. Dayana dijo que la mayoría de los cachivaches los consiguen en basureros de edificios y urbanizaciones.
- “Las barricadas son una forma de resguardarnos de los colectivos, porque protestamos de manera pacífica”, comentó un estudiante. Al recordarle los derechos de otros, afirman que la situación del país afecta a todos.
